martes, 1 de junio de 2010

antes del mundial

Antes del mundial... si, antes de que comience, antes de saber resultados de las diferentes performances, antes de oir opiniones a favor o en contra y recordando el historial de comentarios de mundiales anteriores, quise detenerme para destacar... lo destacable.
Él, el único y maravilloso, como vos... como yo, así de único y maravilloso, por el simple hecho de ser... "humano", así de único e irrepetible, repito... como vos y como yo, conciente, entiendo, de su unicidad como pocos... arriesga todo lo logrado hasta hoy... por el simple deseo de ser, ¡si!, una vez más... SER... es su pasión.

¿De quien estoy hablando? a esta altura es probable que lo hayas imaginado, ¡si!, se trata de Diego Armando Maradona. No es que pertenzca yo a la iglesia maradoniana, ni sea una de sus fans, ni tampoco seguidora de su carrera futbolística, nada más lejos de mi, sencillamente pretendo leer la conducta humana... en capítulos, según él los va escribiendo.

Es innegable que la conuducta y la historia de Diego han dado mucha tela para cortar, es innegable también que así como ha tenido aciertos conoció la otra cara de la moneda de la fama y el éxito, la cara oscura, pero no es eso a lo que me refiero, no podría juzgarlo, no tengo con qué, entiendo que nadie puede. Pero si puedo y quierro, como ya dije al principio... "destacar lo destacable".

Olvidando quien realmente es, quiero centrarme en la historia de un hombre común, de casi 50 años que ha conocido la fama, el éxito, el dinero, el poder que todo esto conlleva y sin embargo se anima a una vuelta más de rosca a su historia, pudiendo quedarse sentado en el sitial que su trayectoria pasada le consiguiera, se atreve a más, pero no a más de lo mismo, algo sabido, conocido, algo que sabe hacer desde hace tiempo, ¡no!, se atreve a algo nuevo, expuesto, exigido, algo implacable con el nivel de exigencia. Deja voluntariamente de lado el lugar de privilegio y confort que ganó por derecho propio, con el propio esfuerzo y la guía Divina.

Me dirán que es lo mismo, ya que si el fue futbolista ahora tiene que ser Director Técnico, pero no es así, en el análisis de hombre común en el que me centro, puedo decir que conozco muchos hombres y mujeres que no se han atrevido a más y la primera excusa ha sido la edad, la segunda y tan importante como la primera... ¿para que arriesgar ni un ápice de lo conseguido hasta ahora si con lo conseguido basta?... pero para Diego no!

Vuelve una vez más al punto de partida, toma una vez más una página en blanco y se anima a escribir un nuevo capítulo de su historia personal, se expone al país y al mundo en un nuevo rol, sabiendo que tendrá criticos expertos y de los otros, todos jueces implacables.

Por sus venas corre la misma sangre que porta cualquier humano, su cuerpo tiene la misma conformación, es hijo, hermano, padre, pareja, trabajador y tantas otras cosas como cualquier otro ser humano, es igual que vos o que yo excepto por una cosa... él cree en sí mismo y entiendo, cree firmemente en Dios, sabe que la historia se escribe día a día, sabe que quedarse dormido en las glorias pasadas es tan inerte como lamentarse, siente que en la posibilidad de realizar un sueño se esconde el motor de toda experiencia humana y deja, entonces, que la Luz de su Alma de alas a su sueño.

Ama lo que hace, cree en lo que hace, sabe lo que quiere ser y eso hace la diferencia, una diferencia que todos deberíamos buscar hasta encontrarla... la diferencia que distingue... la mediocridad... de LA EXCELENCIA.

Poco falta para el mundial y muchos lapidarán o llevarán a los altares a Diego, según los resultados de la competencia, yo humildemente entiendo que ya ganó, ganó el día que decidió hacerse cargo de su pesada y contovertida historia de drogadependencia y por sobre todo ganó el día que apostó... una vez más... por un sueño.

Independientemente de los resultados del mundial de futboll... Ruego a Dios que su ejemplo sirva de inspiración a todos aquellos corazones tibios que no se animan a convertir sus sueños en metas poniéndoles fecha de realización y modo operativo y a todos aquellos hombres y mujeres que por no arriesgar, llegados a los 50 eligen la tibieza de la mediocridad, la chatura de lo seguro aunque no sea tranquilo ni feliz... en vez del fuego de la pasión y la beatitud de la excelencia!

¡Gracias Diego por recordarme que se puede!!!

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